Manuel Vega Vásquez, cuando el último pasó a ser el primero

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Manuel Vega Vásquez, cuando el último pasó a ser el primero

-Es la historia del acordeonero fiel y perseverante que nunca aceptó la derrota, sino que buscó entre los fuelles de su instrumento sagrado la mú

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-Es la historia del acordeonero fiel y perseverante que nunca aceptó la derrota, sino que buscó entre los fuelles de su instrumento sagrado la música que lo llenara de gloria el día menos esperado. Es considerado el gran gladiador del folclor vallenato-

Por Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv

Dicen las sagradas escrituras: “Los últimos serán los primeros”: Mateo 19:30. Esta cita bíblica hace remisión directa al acordeonero cartagenero Manuel Eduardo Vega Vásquez, quien por orden alfabético de su primer apellido siempre le correspondió hacer su presentación de último en el concurso de Acordeón Profesional en el Festival de la Leyenda Vallenata.

Él, sabía su turno antes de comenzar la competencia, y por eso lo tomaba con paciencia y calma, pero su gran virtud fue perseverar hasta encontrar la clave de la victoria que llegó en la era virtual.

En total, sumó 22 años en busca de la anhelada corona, y en el año 2020, en compañía de Odacyr Alberto ‘Ñeko’ Montenegro González, en la guacharaca y el canto, y Aníbal Alfaro Simanca, en la caja, pudo sonreír al ser proclamado como nuevo Rey Vallenato. Esa constancia también lo llevó a superar el récord que ostentaba el Rey Vallenato Alberto Rada Ospino, quien acumuló 15 años en busca de la corona profesional.

“La alegría todavía no se me quita, porque gracias a Dios alcancé el triunfo que tanto soñaba. Lo he vivido desde la noche del pasado tres de octubre, porque mi vida cambió del cielo a la tierra. Convertirme en Rey Vallenato es lo mejor que me ha pasado”.

La emoción la ha tenido en primera fila, porque la perseverancia y la fe nunca declinaron, sino que fueron sus aliadas hasta en los momentos más difíciles.

El viaje del acordeón

Enseguida, el nuevo Rey Profesional cuenta la anécdota de la película ‘El viaje del acordeón’, dirigida por Andrew Tucker y Rey Sagbini, donde fue protagonista al lado del cajero Jairo Suárez Reales y el guacharaquero Dionisio Bertel Paternina.

“Para el final de la película se tenían previstas las imágenes cuando fuera coronado como Rey Vallenato. La producción estuvo filmando en el Festival de la Leyenda Vallenata durante tres años consecutivos, pero no sucedió el hecho, ante lo cual se optó por darle otro final y se estrenó hace siete años con total éxito”.

Una considerable cantidad de anécdotas se le ocurrió contar al Rey Vallenato Manuel Vega, que dan hasta para escribir un libro, pero se quedó con los consejos dados por sus compañeros de conjunto ‘Ñeko’ y Aníbal, quienes tenían que ver con la confianza total, con los tonos en el acordeón, con las canciones a presentar, la comida suave, con la ropa que se debía poner, poco trago y borrar de su memoria la palabra derrota.

“Me hicieron estrenar ropa todos los días, por aquello de que todo debía ser nuevo. Lo de ayer fue ayer. A la final, fuimos uniformados”. Y remata diciendo: “Eso sí, las oraciones eran a todo momento. Dios siempre estuvo en el primer puesto”.

Enfatizó en que lo único que no cambió fue la puya ‘Ya llegó el cartagenero’: “Respecto a la puya, demoré varios días cuadrando la letra, y en ella rindo homenaje a mi tierra Cartagena y a dos grandes Reyes Vallenatos, Alejo y Náfer Durán. A esa puya mis compañeros no le pusieron peros”. Enseguida regaló una larga carcajada que se escuchó hasta en el corazón de Macondo.

Aquí está el cartagenero

ese que toca bonito

con los bajos y con los pitos

yo a nadie le tengo miedo.

Soy como Alejo Durán,

lo mismo que Naferito

ellos tocaron bonito

pá ganá en el Festival.

En muchos pasajes de la entrevista recalcó que el respeto a sus rivales de competencia siempre fue decisivo, y nunca se sintió ganador hasta cuando entregaron el fallo. “Eso será inolvidable, encierra todos esos años de lucha, y de nunca desfallecer”.

Al terminar de pronunciar la palabra ‘desfallecer’, corrieron lágrimas por sus mejillas que al instante las borró con su pañuelo. Ahí estaba el Rey Vallenato humilde, noble, grato y que supo comprender que los tiempos de Dios son perfectos.

En el Salón de Reyes

El hijo de Manuel Vega Salcedo y Josefa Cristina Vásquez de Vega está que no le cabe la alegría en el cuerpo, por eso, al tercer día de obtener el sonoro triunfo se mandó a tomar la foto que tendrá su espacio en el Salón de Reyes Vallenatos ubicado en las oficinas de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata.

Al tener en su celular la foto escogida explicó. “Cuando visitaba las oficinas de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, la mayoría de las veces hacía el recorrido por el Salón de Reyes, y veía en esas fotografías la grandeza de esas figuras de nuestra música vallenata”. Cierra esa frase y continúa: “Y no crea, me preguntaba si algún día estaría en ese lugar, hasta que gracias a Dios se me dará dentro de poco”.

Con la emoción inmensa, como cuando pone a galopar sus dedos sobre el teclado de su acordeón, expresó: “El día que se vaya a colgar mi cuadro en el Salón de Reyes Vallenatos, quiero estar presente para tocar y sentirme dichoso de haber cumplido mi gran anhelo”.

Vida y obra musical

En ese momento, repasa su vida y obra musical, deteniéndose a explicar que primero tocaba caja, y después tomó el acordeón. “Comencé a tocar la caja en el conjunto del maestro Rafael Cabeza, y en los descansos o ratos libres le daba al acordeón. Después, mi hermano mayor Lucho Vega, le prestaba a un amigo un acordeón y los dos tocábamos por turnos, y así aprendimos”.

Sin darle tiempo al tiempo, ‘Mane’, como es conocido por sus familiares y amigos cercanos, cogió viaje como acordeonero presentándose en el colegio y en diversas reuniones. “Mi tío político, Armando Guerrero, esposo de mi tía Amira Vásquez, al verme el entusiasmo me regaló la plata para que comprara mi primer acordeón. Lo compré en Maicao, La Guajira, en el año 1984, y su costo fue de 18 mil 500 pesos”.

Al año siguiente, hizo su debut como concursante en el Festival Bolivarense de Acordeones de Arjona, Bolívar, donde ocupó el segundo puesto en Acordeón Aficionado. Desde ese momento, no dejó de concursar.

Regalo de cumpleaños

Manuel Vega no pudo celebrar su cumpleaños el pasado 29 de septiembre porque estaba en concentración total para el 53° Festival de la Leyenda Vallenata, pero el mejor regalo le llegó cuatro días después. Ante eso, señala: “La corona de Rey Vallenato no se consigue todos los días, y más después de buscarla por tantos años. De tanto pretenderla me aprendí una frase dicha por el futbolista Pelé, que hoy cae como anillo al dedo: “Cuanto más difícil es la victoria, mayor es la felicidad de ganar”.

En esa instancia de la charla intervino el cajero Aníbal Alfaro, quien poco habla, pero llama la atención por su inmensa estatura llevando en su mano su instrumento sonoro que parece un juguete.

“Puedo decir que de la mano de Dios se logró el triunfo, cuya base estuvo en la confianza, serenidad y en las notas vallenatas. Manuel, tomó todos nuestros consejos y puedo decir que confiamos en su talento y afinamos algunas cosas que entran al plano del secreto musical. Al final, la alegría de Manuel y nuestra no tienen precio”.

Con el anecdotario del reciente Rey Vallenato se volvió a ratificar lo que reseña la Biblia: “Los últimos serán los primeros”. Además, su compañero, el guacharaquero y cantante Odacyr ‘Ñeko’ Montenegro buscó en su celular un aparte de la Biblia y pidió leer Gálatas 6-9. “No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos sino nos damos por vencidos”.

La alegría se paseó por todos los momentos del diálogo, y hasta se señaló jocosamente que Manuel Vega Vásquez, desde comienzos del mes de octubre en Cartagena es más famoso que Blas de Lezo y la India Catalina.

Al final, para dar el toque de gracia folclórica, el Rey Vallenato escogido en plena pandemia interpretó el paseo ‘Esperanza’, de Rafael Escalona. En esa canción, al igual que en el recorrido de 22 años que realizó, se narra que la esperanza tiene un color definido, y ese color es el verde.