Natalia Ponce de León, la mujer bogotana que fue quemada con ácido en el 2014, manifestó en Valledupar que “estaba cargada
Natalia Ponce de León, la mujer bogotana que fue quemada con ácido en el 2014, manifestó en Valledupar que “estaba cargada de odio, de rencor; estaba muy brava con Dios y descubrí que el perdón es la solución para seguir adelante”.
Estas palabras las pronunció en el conversatorio: 'La Mujer Valiente, conserva lo que posee', organizado por la Gobernación del Cesar en Biblioteca Departamental Rafael Carrillo Lúquez.
Natalia, un claro ejemplo de superación personal, recibió una medalla de reconocimiento del gobernador del Cesar, Franco Ovalle y la primera dama, Edna Vigna, le obsequió los Clásicos II de Peter Manjarres y un libro del folclor vallenato
Con un auditorio lleno, esta aguerrida mujer capitalina con más de 21 operaciones, hoy muestra su liderazgo y enfatiza que “los colombianos debemos cambiar ese chip de la violencia para que los niños vivan en un nuevo país en paz”.
Sobre su agresor (Jonathán) indica que solamente lo vió una vez en su vida y aduce que el ataque fue por una obsesión.
Precisó que durante su convalecencia recibió mensajes de todo el mundo: China, Australia, donde la palabra amor por la vida fue la más escrita.
Ella se sentía postrada en una cama; no quería verse en el espejo; sentía un odio por su agresor al igual que su familia hasta que reflexionó: “me quedo aquí en la cama o me levanto y sigo adelante; prefiriendo la segunda opción y a pesar de algunos malos momentos, hoy siente que la vida le ha dado un nuevo respiro y espacios espectaculares”.
Cuando expresó “hay que perdonar”, los aplausos del auditorio la hicieron callar. Y enfatizó: “no podemos seguir permitiendo esa violencia de destruir a una persona con un químico”.
Relató su experiencia de compartir en la unidad de quemados del Hospital Simón Bolívar, donde muchas mujeres y hombres, quemados con ácido y por otras circunstancias, se quedaban sin apoyo por factores económicos.
“Esto que me pasó tiene que ser por algo; no creo que Dios me haya castigado, nunca le hice daño a nadie; tuve varios meses con mucho dolor mucho, resentimiento; muchas ganas de hacerle lo mismo a Jonathan; sentía que no podía respirar; algo me estaba acabando y era ese odio que sentía por ese hombre tanto yo como mi familia. Fue una nube negra que nos cubrió y al final la reflexión: en la vida hay dos caminos: o se queda uno o se para y sigue adelante. Yo sigo adelante”, comentó Natalia.
Agregó “cogí fuerzas; no sabía que fuera tan fuerte y comencé a descubrir un mundo muy lindo. Han sido dos años y medio de esta nueva vida. He crecido espiritualmente y mentalmente; estuve muy brava con Dios; no quería absolutamente nada pero salió una fuerza y descubrí que el perdón es la solución”.
Finalmente, Natalia, prometió untarse de las aguas del río Guatapurí para volver a Valledupar.
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