Víctimas de desplazamiento forzado, delitos sexuales y desaparición forzada de familiares pidieron este miércoles desde la capita
Víctimas de desplazamiento forzado, delitos sexuales y desaparición forzada de familiares pidieron este miércoles desde la capital de Cesar que se mantenga el enfoque de género en el acuerdo de paz con las FARC pues, en su criterio, éste tiene en cuenta cómo el conflicto impacta de manera diferente a las mujeres colombianas.
“En esos acuerdos estaba claro el tema de violencia de género, de delitos contra la mujer… Allí estaba el hecho de que necesitábamos Verdad porque las mujeres, y sobre todo las rurales, fuimos tomadas como objetos de guerra, y abusadas”, aseguró en el marco del evento Mara García, cuyo hermano fue desaparecido en 2003 en Valledupar y cuyos restos encontró en 2008 en el Meta.
García presentó su testimonio ante el auditorio de la sede Hurtado de la Universidad Popular del Cesar UPC, en el foro ‘Perspectivas de los impactos del conflicto armado en el Cesar para la construcción de garantías de No Repetición’, organizado por la Unidad para las Víctimas, como parte del cumplimiento de una sentencia de Justicia y Paz, y apoyado por el centro educativo.
“Tengo un poco de verdad pero me falta más”, insistió la mujer de voz firme, que además, padeció un atentado en 2002 en el que resultó ilesa. “Nuestras voces habían sido escuchadas por primera vez. Logramos que se tuvieran en cuenta a las mujeres en la Mesa (de Negociación) de La Habana, Cuba, y que hubiera plenipotenciarias”, lamentó.
Para la también panelista y sobreviviente arhuaca María Sofía Martínez, presidenta en Cesar de la Asociación Nacional de Mujeres Indígenas, Campesinas y Negras de Colombia (Anmucic), es necesario persistir en este ángulo. “El conflicto nos afectó el derecho a una vida digna como mujer, a la expresión, porque había veces en que no podíamos expresar lo que de verdad sentíamos. Que los hombres tuvieran derechos y a nosotras se nos negaran”, afirmó.
Una petición que compartió en tarima Obdulia Hernández, ex integrante de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC): “Antes no hubo enfoque diferencial, ni siquiera perspectiva de género… y aplaudía yo en los acuerdos porque dije ‘ahí está el enfoque diferencial… se va a hacer algo distinto’”, afirmó quien también pertenece a la etnia arhuaca.
“Las mujeres vivimos una violencia distinta… y vivimos la reintegración de una manera distinta”, aseseró.
– La Unidad ya lo aplica –
Desde la Unidad para las Víctimas ya se atiende a los afectados por el conflicto armado con enfoque de género pero también teniendo en cuenta si son niños, personas de edad avanzada, o de distintas etnias o comunidades afrodescendientes.
Estos enfoques diferenciales, que iniciaron por ley desde la creación de la entidad en 2011, se adaptan a las características específicas de cada grupo social.
Por ejemplo, “las mujeres violentadas, abusadas sexualmente, casi nunca hablan. Hay que hacer un gran esfuerzo para que cuenten lo que pasó, para que las podamos ayudar”, dijo Juana Bautista, directora territorial de la Unidad para Cesar y Guajira.
Por eso –precisó- “nos llenan de satisfacción las jornadas de recuperación emocional para estas víctimas”, para que puedan romper ese silencio.
En el encuentro académico, también hubo tiempo para preguntas del público. Durante este espacio, la activista y bacterióloga Olga Galezo contó, con voz quebrada y entre lágrimas, su relación con el conflicto armado.
Su esposo sobrevivió hace años a una masacre paramilitar en el municipio de Copey, y salió desplazada de la zona por el mismo motivo y por amenazas de muerte que se volvieron pan de cada día para los trabajadores del sector salud en la época de dominio paramilitar, hace más de una década.
En este foro “estamos aportando elementos de juicio para reflejar situaciones que, por supuesto, a los hombres nunca les hubiera sucedido. El enfoque diferencial, de género, de etnias, es fundamental porque las diferencias son un hecho en Colombia”, concluyó.
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