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Gustavo Petro, el nuevo alcalde de Bogotá

Por tercera ocasión consecutiva, los electores bogotanos decidieron que un hombre con origen político de izquierda, sea el encargado del

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Por tercera ocasión consecutiva, los electores bogotanos decidieron que un hombre con origen político de izquierda, sea el encargado del gobierno de la ciudad más grande del país.

Gustavo Petro, a la cabeza del Movimiento Progresistas, independiente e inscrito por firmas, se convirtió en el nuevo alcalde de la ciudad, para suceder a Clara López Obregón, del Polo Democrático (quien terminó el periodo del encarcelado Samuel Moreno Rojas) y a Luis Eduardo Garzón, de ese mismo partido.

Aunque hoy Petro tiene a los principales dirigentes del Polo entre sus adversarios políticos, hace cuatro y ocho años hizo parte del equipo de esa colectividad que ganó en ambas ocasiones la Alcaldía Mayor de Bogotá, fue congresista bajo esa bandera e incluso buscó con el aval de color amarillo la Presidencia de la República, en las últimas elecciones.

Petro es Economista de la Universidad Externado de Colombia, de pensamiento de izquierda e identificado como uno de los principales dirigentes del movimiento subversivo M-19 que de desmovilizaron y dejaron las armas hace más de 20 años. Aunque a su campaña se acercaron líderes políticos de otras tendencias, incluso del Partido Conservador, su llegada a la Alcaldía la logra con un programa en el que las propuestas fundamentales son de corte social, particularmente con las promesas de reabrir hospitales cerrados en años recientes, regalar un mínimo de agua para el consumo diario de los ciudadanos más pobres, construir miles de colegios y jardines infantiles para ese mismo grupo social y recuperar la movilidad dándoles prioridad a los sistemas masivos integrados sobre la construcción de infraestructura para los automóviles particulares.

El principal reto que tiene al frente para hacer realidad esas promesas es derrotar el cartel corrupto que se apoderó de la administración de la ciudad en los últimos cuatro años. Sus contradictores durante la campaña lo acusaron de tener dentro de su equipo a algunos exfuncionarios señalados de hacer parte de esas componendas, particularmente en el sector de vivienda. Despejar esas dudas y asegurar un gobierno completamente alejado de prácticas corruptas será el trabajo fundamental para el inicio de su gobierno.

La segunda acción importante que debe concretar es construir gobernabilidad en el Concejo, también envuelto en el mismo escándalo del reparto ilegal de los dineros de la ciudad, al punto que 17 de ellos están citados por la Fiscalía para que aclaren sus actuaciones. En ese sentido, Petro dio un paso importante al construir una lista de candidatos, por el Movimiento Progresista, que con la mitad de las mesas escrutadas marchaba a la cabeza de ese conteo. Pero la elección es cerrada, por lo que claramente no tendrá mayoría, sino que deberá buscar concertar con las fuerzas del Partido de La U, Cambio Radical, el Partido Liberal y el Partido Verde, que siguen de cerca al listado de Petro.

El otro esfuerzo que agradecerán los bogotanos es el de que su nuevo Alcalde demuestre la misma capacidad de trabajo que lo hizo ser reconocido como uno de los mejores congresistas del pasado reciente y se concentre en solucionar los enormes problemas que tiene la ciudad.

Sin embargo, un fragmento de su discurso de triunfo generó inquietud al respecto, pues dejó en claro que Progresistas será proyectado como una fuerza nacional: “El primer movimiento político del Siglo XXI”, lo llamó. No parece lo más adecuado para la ciudad que su mandatario, como ha ocurrido en el pasado con Antanas Mockus, Lucho Garzón y el mismo Moreno, termine distraído en proyectar al país su imagen política, antes que en administrar como se debe a una urbe de más de ocho millones de habitantes.

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